Artículo de Opinión LNE

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Del lado de Avilés

El equipo de gobierno no puede convertir el apoyo a las medidas necesarias para paliar las consecuencias de la pandemia en una “carta blanca” para hacer lo que le venga en gana sin consultar, pedir opinión o informar

Desde el primer minuto del día en que se declaró el estado de alarma, un 14 de marzo desde el que parece que ha pasado ya una vida, en el Partido Popular de Avilés hemos sido absolutamente respetuosos con el gobierno local. Y, como no podía ser de otra forma, nos hemos puesto a su disposición para apoyar todas las medidas que fuesen necesarias para tratar de paliar las consecuencias para los avilesinos de esta difícil situación. Somos sus representantes, y sus necesidades son nuestra absoluta prioridad. Desde aquí, nuestro afecto para todas las familias avilesinas que sufren en primera persona esta pandemia, con un altísimo coste en vidas que nunca podremos repararles.

Pero, precisamente por nuestro compromiso con la ciudad, porque estamos del lado de Avilés, también debemos hablar claro. Observamos que, lamentablemente, este apoyo del Partido Popular de Avilés, unido a la capacidad del gobierno municipal para actuar por decreto, se ha interpretado por parte de la alcaldesa y de su equipo como una “carta blanca” para hacer lo que en cada momento le venga en gana. Sin consultar, pedir opinión o ni siquiera informar. No creo que sea la forma, siempre es bueno predicar con el ejemplo.

Obviamente podrán decir que, a su juicio, se nos ha informado en las tres conexiones virtuales que los portavoces municipales hemos mantenido con la alcaldesa. Pero, sinceramente, la información recibida ha sido, cuanto menos y siendo generosa, escasa, sin que después se incorporase ni uno solo de nuestros planteamientos.

Habría sido absolutamente necesario, aunque la triste razón para ello sea la pandemia que todos sufrimos, haber aunado esfuerzos, haber podido trabajar todos a una con el único objetivo de tomar las mejores decisiones para nuestra ciudad. Seguramente los ciudadanos lo habrían agradecido.  Es más, creo firmemente que esa es nuestra obligación.

Personalmente no he venido a la política a pasar el tiempo. He venido a hacer, no simplemente a estar. A día de hoy sigo pagando religiosamente mi recibo como profesional autónoma y, no sé si por suerte o por desgracia, en el pasado me he visto en la difícil situación de tener que endeudarme hasta mi jubilación para poder sacar adelante mi pequeña empresa. No por una pandemia, sino por una serie de lamentables actuaciones políticas que me llevaron al cierre, y de las que solo pude ir saliendo a flote con el mismo esfuerzo que se está pidiendo ahora a muchísimos pequeños empresarios de esta ciudad.

Por esta misma razón sé que ayudar a una empresa no es obligarla a endeudarse aún más, es proporcionarle un entorno favorable para que pueda trabajar y evolucionar, por su bien y no olvidemos que por el bien de nuestra ciudad. Y, en el que caso de que su única solución fuera esa, no le podemos limitar su acceso a esa ayuda-trampa que es el crédito solo porque tenga alguna deuda pendiente con la Seguridad Social o la Agencia Tributaria. Ellos y ellas son los primeros interesados en poder cumplir con sus obligaciones. En algunos casos, esperemos que los más, podrán sobrevivir y reponerse. Muchos otros, lamentablemente, se quedarán por el camino. Eso sí, con deudas para toda la vida.

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