La inmensa mayoría de las personas trabajamos en primer lugar y siguiendo la conocida pirámide de Maslow, por la necesidad vital de ganarnos el sustento propio y el de los nuestros, luego ya se vienen sucediendo otras necesidades que, en función de la vida de cada uno, serán unas u otras, (todas conllevan obligaciones y todas cuestan dinero), pero no cabe duda de que la primera es comer.
Esto que parece tan obvio, puede convertirse de la noche a la mañana en un imposible, todos sabemos que no faltan situaciones sobrevenidas que alteran nuestra vida cotidiana y ponen a una familia de la noche a la mañana contra las cuerdas: accidentes, enfermedades e incluso pandemias…, que ponen nuestro mundo patas arriba y nos dejan en jaque, como humildes mortales que somos, son los devenires que ninguno deseamos, pero que tampoco podemos evitar.
Existen sin embargo otras problemáticas sobre las que sí es posible actuar, que pueden llegar a ser dramáticas para quien las está sufriendo, pero para las que hay solución, siempre que haya voluntad, por supuesto, por parte de quién tiene el poder y la capacidad para hacerlo.
Hace unos meses, conocíamos la difícil situación económica en la que se encuentran 80 trabajadores, personas de esas normales y corrientes que trabajan con el ánimo de comer, de alimentar a los suyos y procurarles la mejor vida posible, es decir, 80 trabajadores al uso, que tienen a su cargo 80 familias y que se han encontrado con un importante obstáculo en su vida, trabajan cada día de cada mes, pero desde mayo del pasado año, no cobran… por desgracia, ¡no serán los únicos!
Estas personas de las que hablo no sólo están soportando la carga de no cobrar desde hace mínimo 10 meses, muchos, tampoco pueden atender sus pagos y obligaciones y el desgaste empieza a ser muy evidente. Por si fuera poco, la actividad de su día a día se reduce ahora a suplicar de un sitio para otro y rogar que alguien les aclare cuándo y cuánto van a poder cobrar de los salarios que se les adeudan.
El Comité de Empresa que les representaba y se suponía velaba por sus intereses, paradójicamente también les abandonó… hecho que sorprende, porque los sindicatos dicen ellos “están por la lucha obrera y la defensa de los trabajadores”, pero cierto es que éstos que nos ocupan deben ser “trabajadores raros”.
Su esperanza está puesta ahora en los tribunales, aunque la espera se aventura larga y el resultado en el mejor de los casos, nunca será el justo.
A estas alturas de la lectura muchos estarán pensando que la empresa en la que trabajan estas personas debe ser de esas que sólo piensan en su beneficio, que explotan a la gente y que las dirigen grandes magnates insensibles al sufrimiento humano, pero les aseguro que no…
Estos trabajadores a los que me refiero son trabajadores de la Fundación Metal de Asturias, una entidad formada por los gobiernos socialistas de Avilés, Gijón y Principado de Asturias y los sindicatos CCOO y UGT.
El artículo recogido en la prensa:
